49th Weniger Meeting Honors La Sierra Music Prof, Former School Dean

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Randy Roberts, left, senior pastor of the Loma Linda University church (LLUC), with Weniger awardee, Kimo Smith, LLUC organist and music professor at La Sierra University.
Randy Roberts, left, senior pastor of the Loma Linda University church (LLUC), with Weniger awardee, Kimo Smith, LLUC organist and music professor at La Sierra University.

The news came as a shock to Kimo Smith, longtime La Sierra University music professor and organist for the Loma Linda University church—he was to be a recipient of the prestigious Charles E. Weniger Society for Excellence awards, which honor those who have impacted Seventh-day Adventist education, its institutions, and their communities.

“Having been the organist here [Loma Linda University church] for almost 45 years, I remember the yearly announcements of the Weniger awards coming up. Never ever did I expect that I would be on that list of recipients,” Smith said to the audience during the ceremony on Feb. 17. 

The awards event held at the Loma Linda church recognized Smith and five others, including Ginger Ketting-Weller, president of the Adventist International Institute of Advanced Studies (AIIAS) in the Philippines and former dean of the La Sierra University School of Education; John McVay, president of Walla Walla University; Lowell Cooper, former vice president of the General Conference of Seventh-day Adventists; and Merikay McLeod, writer and former communication professor, along with Lorna Tobler, retired paralegal. The duo pursued legal action during the 1970s against Pacific Press Publishing Association for wage discrimination. 

Richard Osborn, president of the Weniger Society executive committee and interim president at La Sierra University, noted in his opening remarks that the Weniger awards program, established in 1974, has honored 197 individuals thus far. “I like to call these the Oscars of the Adventist church,” he said.

  In her award acceptance response, Ketting-Weller described influencers and mentors who impacted her and her family, including McLeod and Tobler. The women’s legal pursuit of equal pay for female denominational employees impressed Ketting-Weller’s missionary doctor parents when Ketting-Weller was a teenager, she said. 

“I am convinced of this,” she said. “Living as a Christian means being a missionary. There is no other option in the kingdom of Christ.”

Smith described God’s miraculous intervention during his teenage years when he was hospitalized with a severe medical condition. His father offered a prayer to God and promised that he and Smith’s mother would encourage Smith toward a life of service if God would provide healing.

“Johann Sebastian Bach wrote, ‘All music should have no other end and aim than the glory of God and the soul’s refreshment,’” Smith said. “This is my desire as well. It is a sacred obligation that we as musicians have to God and to those whom we serve in our music.”

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By Darla Martin Tucker

 

 

49º Reunión Weniger honra a maestro de música de La Sierra University

 

Randy Roberts, izquierda, pastor de la iglesia de Loma Linda University (LLUC), con el galardonado con el premio Weniger, Kimo Smith, organista de LLUC y profesor de música en La Sierra University.
Randy Roberts, izquierda, pastor de la iglesia de Loma Linda University (LLUC), con el galardonado con el premio Weniger, Kimo Smith, organista de LLUC y profesor de música en La Sierra University.

La noticia fue una sorpresa para Kimo Smith, profesor de música de La Sierra University y organista de la iglesia de Loma Linda University, quien iba a recibir los prestigiosos premios de la Sociedad Charles E. Weniger para la Excelencia, que honran a aquellos que han tenido un impacto en la educación adventista del séptimo día, sus instituciones y sus comunidades.

«Después de haber sido el organista aquí [la iglesia de Loma Linda University] durante casi 45 años, recuerdo los anuncios anuales de los premios Weniger que se avecinaban. Nunca esperé estar en esa lista de ganadores», dijo Smith a la audiencia durante la ceremonia del 17 de febrero. 

El evento de premiación celebrado en la iglesia de Loma Linda reconoció a Smith y a otras cinco personas, entre ellas Ginger Ketting-Weller, presidenta del Instituto Internacional Adventista de Estudios Avanzados (AIIAS) en Filipinas y ex decana de la Facultad de Educación de La Sierra La Sierra University; John McVay, presidente de Walla Walla University; Lowell Cooper, ex vicepresidente de la Conferencia General; y Merikay McLeod, escritora y ex profesora de comunicación, junto con Lorna Tobler, asistente legal jubilada. El dúo emprendió acciones legales durante la década de 1970 contra Pacific Press Publishing Association por discriminación salarial. 

Richard Osborn, presidente del comité ejecutivo de la Sociedad Weniger y presidente interino de La Sierra University, señaló en su discurso de apertura que el programa de premios Weniger, establecido en 1974, ha honrado a 197 personas hasta el momento. «Me gusta llamarles los Oscar de la Iglesia Adventista», dijo.

 En su reacción de aceptación del premio, Ketting-Weller describió a personas influyentes y mentoras que la impactaron a ella y a su familia, incluidas McLeod y Tobler. La búsqueda legal de las mujeres de la igualdad salarial para las empleadas denominacionales impresionó a los padres médicos misioneros de Ketting-Weller cuando Ketting-Weller era una adolescente, dijo. 

«Estoy convencida de eso», dijo. «Vivir como cristiana significa ser misionera. No hay otra opción en el reino de Cristo».

Smith describió la intervención milagrosa de Dios durante su adolescencia cuando fue hospitalizado con una condición médica grave. Su padre ofreció una oración a Dios y prometió que él y la madre de Smith animarían a Smith a una vida de servicio si Dios le proporcionaba sanidad.

«Johann Sebastian Bach escribió: “Toda música no debe tener otro fin y objetivo que la gloria de Dios y el refrigerio del alma”», dijo Smith. «Ese es mi deseo también. Es una obligación sagrada que nosotros, como músicos, tenemos con Dios y con aquellos a quienes servimos en nuestra música».

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Por Darla Martin Tucker