Aprovechar el poder de la memoria

by Libna J. Arroyo

En mi vida hay tres recuerdos definitorios que han moldeado irreversiblemente quién soy. Primero fue mudarme a los 15 años a un país extranjero donde no hablaba el idioma y tuve que adaptarme a una cultura nueva. Segundo, fue conocer a mi futuro esposo en mi último año de high school. Tercero, estaba sentada en el consultorio de un médico y escuché las palabras «tienes cáncer», solo 4 meses después de casarme a la edad de 22 años. Es imposible considerar mi vida e imaginar que esas experiencias desaparecieron. 
Cuando piensas en tu vida, ¿qué recuerdos te definen? ¿Por qué la memoria es tan importante para los seres humanos? ¿Por qué la memoria es una parte importante de nuestro sendero espiritual?

Como profesora de psicología, encuentro fascinante el estudio del cerebro. Es en ese asombroso órgano donde las neuronas se comunican y crean nuestros pensamientos y senderos de memoria que nos hace seres inteligentes con la capacidad de razonar. La psicología cognitiva es el área de la psicología que estudia la forma como las personas adquieren, retienen, transforman y usan el conocimiento. Nuestros recuerdos comienzan a desarrollarse después de los dos o tres años, cuando aparece el lenguaje. Además, a los dos años, nuestro cerebro ha alcanzado el 80% de su tamaño adulto.1 Durante la infancia, el cerebro continúa evolucionando, formando sinapsis entre las neuronas en un proceso llamado sinaptogénesis. Cuantas más conexiones tenga un niño, más crecerá su capacidad de aprender. En la adolescencia, esa actividad se nivela; durante la edad adulta, los cambios en el cerebro son muy graduales hasta aproximadamente los 50 años, cuando la actividad cerebral comienza a disminuir.2 Esa investigación parece indicar que el tiempo antes de que un niño tenga 12 años es crucial en la capacidad de desarrollar su cerebro. 
Los científicos han clasificado la memoria cerebral en tres categorías:

  1. Memoria sensorial: Categorizada como un corto período de tiempo, fracciones de segundo en los que percibes los estímulos de tu entorno.
  2. Memoria a corto plazo: es más larga que la memoria sensorial, pero sigue siendo relativamente corta, solo segundos o minutos, y está restringida a unos pocos elementos, como un número de teléfono o algunas letras en un nombre.
  3. Memoria a largo plazo: Es relativamente permanente y puede durar minutos, horas, días o décadas, dependiendo del refuerzo.3

¿Por qué es importante entender esos hechos científicos? Como psicóloga cristiana, creo que la ciencia y la fe pueden coexistir. Pero ¿se menciona la memoria en la Palabra inspirada de Dios? Las palabras recordar, no olvidar, no recordar se aparecen a menudo. En mi búsqueda inicial, encontré más de 50 versículos, pero hay más. Aquí hay algunos ejemplos (con énfasis agregado):

«Pero no les temas; recuerda bien lo que el Señor tu Dios hizo contra el faraón y contra todo Egipto» (Deuteronomio 7:18).4

«Acuérdate de tu creador en los días de tu juventud, antes que lleguen los días malos y vengan los años en que digas: “No encuentro en ellos placer alguno”» (Eclesiastés 12: 1).

«Recuerden las cosas pasadas, aquellas de antaño; yo soy Dios, y no hay ningún otro, yo soy Dios, y no hay nadie igual a mí» (Isaías 46:9).

«Con mi ejemplo les he mostrado que es preciso trabajar duro para ayudar a los necesitados, recordando las palabras del Señor Jesús: “Hay más dicha en dar que en recibir”» (Hechos 20:35).

«Así que recuerda lo que has recibido y oído; obedécelo y arrepiéntete. Si no te mantienes despierto, cuando menos lo esperes caeré sobre ti como un ladrón» (Apocalipsis 3:3).

¿Por qué es importante entender esos hechos científicos? Como psicóloga cristiana, creo que la ciencia y la fe pueden coexistir.

 

Connecting last jigsaw puzzle piece.

 

Claramente es importante para Dios que recordemos y mantengamos vivos nuestros recuerdos de él y su Palabra. Desde que nos creó entiende que como seres humanos nos olvidamos de pasar tiempo con él, nos olvidamos de estudiar su Palabra, nos olvidamos de enseñar a nuestros hijos acerca de él. Dios está diciendo ¡recuerda, recuerda!

Entonces, ¿cómo podemos, como cristianos, hacer un mejor esfuerzo para mantener viva la memoria de Cristo en nuestra vida?

En una de mis clases de psicología fisiológica, tuvimos una discusión sobre por qué es importante asistir a la iglesia. ¿Vale la pena? ¿Ayuda en nuestro sendero espiritual? Myers y Jeeves, los autores del exitoso libro Psychology Through the Eyes of Faith,5 citaron un estudio de Thomas Crawford de la University of California. Crawford descubrió que los sermones en la iglesia a veces tienen un impacto insignificante en nuestras vidas. ¿Significa eso que no tenemos que ir a la iglesia? ¡No! Eso no es lo que estoy diciendo en absoluto. Significa que los pastores, profesores y maestros necesitamos ser más intencionales en la forma como enseñamos/aprendemos y transferimos información de la memoria sensorial a la memoria a largo plazo.

Algunos buenos ejemplos de cómo podemos retener información son dados por Myers y Jeeves: 1) Tener ejemplos evocadores y realistas al predicar o aplicar las lecciones aprendidas de manera práctica a nuestras vidas. 2) Proporcionar mensajes que sean identificables o recuerden experiencias personales que hagan que la Palabra de Dios sea más fácil de recordar. Así es como Jesús predicó, ¿verdad? 3) La memoria se sirve mejor cuando tiene repetición espaciada. Es lo mismo para los exámenes, que a veces mis alumnos olvidan. No estudies toda la noche, estudia un poco aquí y allá y el conocimiento permanecerá contigo durante mucho tiempo. 4) Participar en el proceso de aprendizaje a través de una discusión en grupo y explicar la información con tus propias palabras. 5) Finalmente, actuar y aplicarlo a tu vida de una manera u otra. Los pastores pueden dar ejemplos de cómo aplicar sus sermones en la vida de sus feligreses. Como maestra, encuentro que los estudiantes recuerdan más y su actitud de aprendizaje cambia cuando actúan en clase y participan en la enseñanza y el aprendizaje ellos mismos.

Dios quiere que usemos nuestro conocimiento de la Biblia y tomemos acción. Compartir su testimonio con otras personas es la herramienta más poderosa para evocar la memoria. «Por tanto, vayan y hagan discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a obedecer todo lo que les he mandado a ustedes. Y les aseguro que estaré con ustedes siempre, hasta el fin del mundo» (Mateo 28:19-20).

La música también es una parte muy importante en el proceso de la creación de recuerdos. En un estudio realizado por Clark y Warren en el Journal of Neurology,6 se encontró que la música libera los recuerdos y las capacidades cognitivas perdidas en pacientes con Alzheimer. Es una fuente de esperanza y consuelo para las personas que pasan por la vida con esa enfermedad. El estudio del cerebro en relación con la música y la memoria es bastante reciente pero extremadamente alentador. 

Recuerdo que cuando era niña mis padres sintonizaban una estación de radio cristiana casi todos los días. Como individuo con inclinaciones musicales, encuentro que todavía puedo recordar cantos y versículos de memoria que aprendí de niña a través de la música. Esos cantos me han ayudado durante los períodos de desaliento en mi vida.

Si usted es padre, ¿cómo puede inculcar la memoria de Dios en sus hijos mientras son pequeños?

Es una gran responsabilidad ser un padre cristiano. Este es un versículo bíblico que promueve la acción como padre para aumentar la memoria: «Instruye al niño en el camino correcto, y aun en su vejez no lo abandonará» (Proverbios 22:6). Otro versículo: «Incúlcaselas [mis palabras] continuamente a tus hijos. Háblales de ellas cuando estés en tu casa y cuando vayas por el camino, cuando te acuestes y cuando te levantes» (Deuteronomio 6: 7). La tecnología está jugando un papel tan importante en la educación de nuestros hijos que debemos estar atentos y hacer de Cristo una prioridad en su memoria.

Ellen White dice: «Todo niño puede aprender como Jesús. Mientras tratemos de familiarizarnos con nuestro Padre celestial mediante su Palabra, los ángeles se nos acercarán, nuestro intelecto se fortalecerá, nuestro carácter se elevará y refinará. Llegaremos a ser más semejantes a nuestro Salvador» (El deseado de todas las gentes, p. 51). Una de las metas que mi familia y yo decidimos lograr fue memorizar las Escrituras. Es un legado que mis padres me inculcaron y quiero transmitir a mis hijos.

Mis recuerdos definitorios de adolescente y adulto joven han sido una mezcla de aventura, emoción y camaradería, pero también involucraron dolor y sufrimiento. Estoy segura de que tus propios recuerdos también tienen esos componentes. Vivimos en un mundo pecaminoso y parece que no escapamos de los malos recuerdos. Sin embargo, hay esperanza para nosotros y la curación está a la puerta. Ellen White escribió: «No tenemos nada que temer del futuro, a menos que olvidemos la manera en que el Señor nos ha conducido, y lo que nos ha enseñado en nuestra historia pasada» (Selected Messages, Libro 3, p. 162). Dios, en su Palabra, promete que «enjugará toda lágrima de los ojos. Ya no habrá muerte, ni llanto, ni lamento ni dolor, porque las primeras cosas han dejado de existir» (Apocalipsis 21: 4). Dios tomará nuestros recuerdos dolorosos y nos dará una vida nueva y redimida en el cielo. Seremos nuevos y no sufriremos más. Nunca olvidemos, sino recordemos siempre la increíble esperanza que tenemos.
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Libna J. Arroyo es profesora asistente en el departamento de psicología y trabajo social de Pacific Union College.

1 A.E. Lyall, P. Savadjiev, M.E. Shenton y M. Kubicki, “Insights into the Brain: Neuroimaging of Brain Development and Maturation”, Journal of Neuroimaging, Psychiatry, and Neurology 1 (2016), pp. 10-19. 

2 C.S. Tamis-Lemonda, Child Development: Context, Culture, and Cascades  (Oxford University Press, 2022).

3 N.W. Carlson, Foundations of Behavioral Neuroscience, 10th ed. (Boston, MA: Allyn and Bacon, 2014).

4 Todas las citas de las Escrituras son de la Nueva Versión Internacional. 

5 David Myers y Malcom Jeeves, Psychology Through the Eyes of Faith, 2nd ed. (San Francisco: Harper, 2003).

6 C.N. Clark y J.D. Warren, “Music, Memory and Mechanisms in Alzheimer’s Disease”, Brain: A Journal of Neurology, vol. 138, no. 8 (2015), pp. 2122–2125. https://doi.org/10.1093/brain/awv148