Holbrook Indian School (HIS) is located in the historic little town of Holbrook, Arizona. Coming to HIS feels a little like being in a far-off mission field across the ocean (but with no ocean.) For our staff, coming to HIS is a calling. It takes a true commitment to be here. We hope you enjoy learning about some of our experiences of how we came to work at HIS.
Loren and Diana Fish: Director of Counseling and Director of Development
By Diana Fish
My husband, Loren, and I had our dream jobs. He had a successful counseling practice, and I worked as a development officer for Global Mission Initiatives at Advent Health. We were happy living the beach life in Florida.
We were both active in the church, but something seemed to be missing. We began praying for God to lead us into working in full-time ministry together. However, we weren’t looking to move anywhere—except maybe back to Tennessee, where our children and grandchildren live.
In 2014, I made a last-minute decision to attend a conference organized by the NAD’s Women’s Ministries Department. It was a time of powerful prayer and surrendering of self to God. During my time there, I happened to walk by the Holbrook Seventh-day Adventist Indian School booth in the exhibition hall, and I noticed some beautiful horsehair, student-made pottery. I bought three pieces.
As I made the purchase, a woman at the booth asked about my work. When I told her that I worked in development, she excitedly pointed at the other woman in the booth. “She is our development director, and she is retiring,” she said. She then proceeded to tell me that Holbrook was located in Arizona, and I thought to myself, There is no chance that we are moving there.…
To read the rest of Loren and Diana’s story, visit HolbrookIndianSchool.org/staff-stories.
Arbee Tabo: Director of Athletics, Physical Education and Health Teacher
By Arbee Tabo
I have always had a heart to do service and missions. My passion started when I was attending La Sierra University (LSU). I was helping with maintenance in the girls’ dorm when the director of Home Base Missions approached me and said, “God talked to me and told me to tell you to work for me.” After thinking and praying about it, I decided to accept her offer to join Home Base.
One of the schools that Home Base visited was Holbrook Indian School. My group was in charge of recruiting [for LSU] and doing a week of prayer. One night after the program, a group of us were standing outside behind the girls’ dorm, looking at the stars. I mentioned to one of my friends, “I can see myself living here one day.” Little did I know the plans God had in store for me.
While working with Home Base, I came into contact with students who were returning from the mission field. After spending time with them and getting to know them, I developed a desire to become a student missionary. Post-graduation from LSU, I decided to go to Pohnpei in Micronesia for two years. It was in Pohnpei that I told God that I would become a teacher—but only if it was at an Adventist school where I was able to tell others about God.
Upon my return from Pohnpei, I finished my master’s degree in curriculum and instruction. At that time, I was asked to be a youth pastor at the Loma Linda Japanese church (Mission Road SDA). I inquired of the pastor why he had asked me when my background was not in religious studies or theology but in physical education. He said, “It is because you have more experience than anyone that has just graduated with a degree in religion.” Reflecting on his words brought back to my mind a quote that was taped up at Home Base. It stated, “God does not call the qualified; He qualifies the called.” I was humbled and accepted the position.
During my first year at the Japanese church, I was offered a job by Dr. Janet Claymore-Ross to work at Holbrook Indian School as a physical education teacher. I was torn; here was an opportunity to work full-time and do something I had prepared my life for, but I had just begun work as a youth pastor. Good relationships take about two years to develop, and it didn’t seem right for me to leave all of a sudden after the bond had been made. That was one of the reasons I had decided to be a student missionary for two years instead of one. I wanted to let the students know that I was invested in them and that I truly cared about them. Sadly, I told Dr. Ross that I would have to decline her offer.…
To read the rest of Arbee’s story, visit: HolbrookIndianSchool.org/staff-stories.
As you can see, God knows what He is doing when He calls individuals to work at HIS, and it is not always via a direct route. We have a group of dedicated staff who love serving our Native students and showing them the love of Jesus while assisting them in their education journey. We look forward to the coming 2023-2024 school year and what God has planned for each of us and our students.
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By Kimberly Cruz
Llamados a servir: nuestro personal
Holbrook Indian School (HIS) está ubicada en la pequeña histórica ciudad de Holbrook, Arizona. Venir a HIS se siente un poco como estar en un campo misionero lejano al otro lado del océano (pero sin océano). Para nuestro personal, venir a HIS es una vocación. Se necesita un verdadero compromiso para estar aquí. Esperamos que disfrute conociendo algunas de nuestras experiencias sobre cómo llegamos a trabajar en HIS.
Loren y Diana Fish: Directora de Consejería y Directora de Desarrollo
Por Diana Fish
Mi esposo, Loren, y yo teníamos los trabajos de nuestros sueños. Él tenía una exitosa práctica de consejería y yo trabajaba como oficial de desarrollo para Global Mission Initiatives en Advent Health. Éramos felices viviendo la vida de playa en Florida.
Ambos éramos activos en la iglesia, pero parecía que faltaba algo. Comenzamos a orar para que Dios nos guiase a trabajar en el ministerio a tiempo completo. Sin embargo, no buscábamos mudarnos a ninguna parte, excepto tal vez regresar a Tennessee, donde viven nuestros hijos y nietos.
En 2014, tomé la decisión de último minuto de asistir a una conferencia organizada por el Departamento de Ministerio de la Mujer de la NAD. Fue un tiempo de impactante oración y entrega de sí mismo a Dios. Durante mi tiempo ahí, pasé por el stand de la Holbrook Seventh-day Adventist Indian School en la sala de exposiciones y noté una hermosa cerámica de crin de caballo hecha por estudiantes. Compré tres piezas.
Cuando hice la compra, una mujer en el stand me preguntó sobre mi trabajo. Cuando le dije que trabajaba en desarrollo, señaló emocionada a la otra mujer en el local. «Ella es nuestra directora de desarrollo y se jubila», dijo. Procedió después a decirme que Holbrook estaba ubicado en Arizona, y pensé: No hay posibilidad de que nos mudemos a ese lugar....
Para leer el resto de la historia de Loren y Diana, visite HolbrookIndianSchool.org/staff-stories.
Arbee Tabo: Director de Atletismo, Educación Física y Profesor de Salud
Por Arbee Tabo
Siempre he tenido un corazón dispuesto para el servicio y el campo misionero. Mi pasión comenzó cuando asistía a La Sierra University (LSU). Estaba ayudando en el mantenimiento del dormitorio de niñas cuando el director de Home Base Missions se me acercó y me dijo: «Dios me habló y me dijo que te dijese que trabajases para mí». Después de pensar y orar al respecto, decidí aceptar su oferta de unirme a Home Base.
Una de las escuelas que Home Base visitó fue Holbrook Indian School. Mi grupo estaba a cargo de reclutar [para LSU] y tener una semana de oración. Una noche después del programa, un grupo de nosotros estábamos parados detrás del dormitorio de las chicas, mirando las estrellas. Le mencioné a uno de mis amigos: «Me veo viviendo aquí algún día». Poco sabía yo los planes que Dios tenía reservados para mí.
Mientras trabajaba con Home Base, entré en contacto con estudiantes que regresaban del campo misionero. Después de pasar tiempo con ellos y conocerlos, desarrollé el deseo de ser un estudiante misionero. Después de graduarme de LSU, decidí ir a Pohnpei en Micronesia durante dos años. Fue en Pohnpei que le dije a Dios que me convertiría en maestro, pero solo si era en una escuela adventista donde podía contarles a otros acerca de Dios.
A mi regreso de Pohnpei, terminé mi maestría en currículo e instrucción. En ese momento, me pidieron que fuese pastor de jóvenes en la iglesia japonesa de Loma Linda (Mission Road SDA). Le pregunté al pastor por qué me había invitado si mi formación no era en estudios religiosos o teología, sino en educación física. Me dijo: «Es porque tienes más experiencia que cualquiera que acaba de graduarse con un título en religión». Al reflexionar sobre sus palabras me trajo a la mente una cita impresa en Home Base. Decía: «Dios no llama a los cualificados; él cualifica a los llamados». Me sentí humilde y acepté el puesto.
Durante mi primer año en la iglesia japonesa, la Dra. Janet Claymore-Ross me ofreció trabajo para trabajar en Holbrook Indian School como maestro de educación física. Estaba indeciso; aní había una oportunidad de trabajar a tiempo completo y hacer algo para lo que había preparado mi vida, pero acababa de comenzar a trabajar como pastor de jóvenes. Las buenas relaciones tardan unos dos años en desarrollarse y no me pareció correcto irme de repente después de que se hubiese establecido ese vínculo. Esa fue una de las razones por las que decidí ser estudiante misionero durante dos años en lugar de uno. Quería que los estudiantes supiesen que estaba involucrado en ellos y que realmente me preocupaba por ellos. Lamentablemente, le dije al Dr. Ross que tendría que rechazar su oferta....
Para leer el resto de la historia de Arbee, visite: HolbrookIndianSchool.org/staff-stories.
Como se puede ver, Dios sabe lo que está haciendo cuando llama a las personas a trabajar en HIS y no siempre es a través de una ruta directa. Tenemos un personal dedicado que ama servir a nuestros estudiantes y mostrarles el amor de Jesús mientras les ayuda en su viaje educativo. Esperamos con ansias el próximo año escolar 2023-2024 y lo que Dios ha planeado para cada uno de nosotros y nuestros estudiantes.
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Por Kimberly Cruz
