Korean Camp Meeting this year, held at Pacific Union College, was a profound experience, with over 1,200 attendees filling the campus. James Lim, Asian Pacific Ministries coordinator, remarked, “After a slowdown due to the pandemic, the yearly event has a renewed energy and purpose.”
A significant sign of this revival was the notably higher participation by young adults. Lim continued, “Our younger generation is getting more involved with their home churches. In a time dominated by digital interactions, seeing them seek face-to-face fellowship at camp meeting was encouraging. By Sabbath, it was evident the Holy Spirit was sowing unity and spiritual renewal with the audience.”
Getting together each year brings together families and members from NCC and abroad. Lim continued, “Seeing so many generations of members and children was heartwarming. This event continues to be a valuable resource in winning souls for heaven, nurturing spiritual growth, and strengthening family and community bonds.”
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By Ken Miller
Campestre coreano: un recurso valioso
El campestre coreano de este año, celebrada en Pacific Union College, fue una experiencia impactante, con más de 1,200 asistentes que llenaron el campus. James Lim, coordinador del ministerio de Asia y el Pacífico, comentó: «Después de una desaceleración debido a la pandemia, el evento anual tiene una energía y un propósito renovados».
Un signo significativo de ese resurgimiento fue la participación notablemente mayor de los jóvenes. Lim continuó: «Nuestra generación más joven se está involucrando más con sus iglesias. En una época dominada por las interacciones digitales, fue alentador verlos buscar compañerismo cara a cara en las reuniones del campestre. Para el sábado, era evidente que el Espíritu Santo estaba sembrando unidad y renovación espiritual entre los presente en la audiencia».
Cada año, reuniendo familias y miembros de NCC y del extranjero. Lim continuó: «Ver a tantas generaciones de miembros y niños fue conmovedor. Ese evento continúa siendo un recurso valioso para ganar almas para el cielo, nutrir el crecimiento espiritual y fortalecer los lazos familiares y comunitarios».
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Por Ken Miller