After 50 years in the same building, the Modesto Hispanic church needed a new place for worship. Several attempts were made to solve this problem, but they were unsuccessful.
In 2020, Pastor Josue E. Hernandez arrived at the Hispanic church in Modesto. He set two goals: renovate the church and sell it to buy a new one. After renovation, the process of selling it and finding a new church began. After a few months passed, in May 2022 a church was found at 327 Kerr Ave., but the church was listed for $1.8 million. The renovated church was sold for $800,000, meaning $1 million still needed to be raised.
Church members prayed and raised funds for the purchase, but $1 million seemed impossible. The church applied to receive a loan from the Pacific Union, and they were approved for $300,000. But that still left $700,000 to be raised.
Pastor Hernandez and the church members thought the dream was dead. There was no way to raise that amount of money, and the sellers had rejected lowering the price. But one day, while on a walk with his wife and dog, Pastor Hernandez felt God urging him to speak to the African American church of Modesto.
The African American church was meeting in the garage of a property they owned. Pastor Hernandez contacted the pastor and shared the vision. After viewing the new building with the church leaders, they decided to join in the plan to purchase the property. They put their property up for sale, and in the end sold it for $200,000. This meant $500,000 was still needed to achieve the goal.
Now the decisive moment had arrived. With only $1.3 million, Pastor Hernandez made the offer to the sellers, knowing they were offering half a million dollars less than what was asked for. On Oct. 24, 2022, the offer of $1.3 million was accepted. It was a day of celebration for something that seemed to be impossible. This moment was a powerful reminder that God is an expert in impossible situations.
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By Brennan Hallock
Nuestro imparable Dios provee un nuevo lugar de culto para la iglesia hispana y afroamericana de Modesto
Después de 50 años en el mismo edificio, la iglesia hispana de Modesto necesitaba un nuevo lugar de culto. Se hicieron varios intentos para resolver ese problema, pero no tuvieron éxito.
En 2020, el pastor Josué E. Hernández llegó a la iglesia de Modesto. Se fijó dos objetivos: renovar la iglesia y venderla para comprar una nueva. Después de la renovación, comenzó el proceso de venta y búsqueda de una nueva iglesia. Después de que pasaron unos meses, en mayo de 2022, se encontró una iglesia en 327 Kerr Ave., pero la iglesia estaba a la venta por $1.8 millones. La iglesia renovada se vendió por 800.000 dólares, lo que significaba que aún faltaba recaudar 1 millón de dólares.
Los miembros de la iglesia oraron y recaudaron fondos para la compra, pero $1 millón parecía imposible. La iglesia solicitó recibir un préstamo de la Pacific Union, y se les aprobó un préstamo de 300.000 dólares. Pero aún quedaban 700.000 dólares por recaudar.
El pastor Hernández y los miembros de la iglesia pensaron que el sueño había perecido. No había forma de recaudar esa cantidad de dinero y los vendedores se habían negado a bajar el precio. Pero un día, mientras caminaba con su esposa y su perro, el pastor Hernández sintió que Dios lo instaba a hablar a la iglesia afroamericana de Modesto.
La iglesia afroamericana se reunía en un garaje de su propiedad. El pastor Hernández se puso en contacto con el pastor y compartió su visión. Después de ver el nuevo edificio con los líderes de la iglesia, decidieron unirse al plan para comprar la propiedad. Pusieron su propiedad a la venta y al final la vendieron por 200.000 dólares. Eso significaba que aún se necesitaban 500.000 dólares para lograr el objetivo.
Había llegado el momento decisivo. Con solo $1,3 millones, el pastor Hernández hizo la oferta a los vendedores, sabiendo que estaban ofreciendo medio millón de dólares menos de lo que se pedía. El 24 de octubre de 2022 se aceptó la oferta de 1,3 millones de dólares. Fue un día de celebración por algo que parecía imposible. Ese momento fue un poderoso recordatorio de que Dios es un experto en situaciones imposibles.
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Por Brennan Hallock
