The Teen Girls’ Retreat in Central California Conference started over 20 years ago, and it has made a powerful impact on young women in the conference. As a teen, Kendra Miranda—Youth and Young Adult Department director—attended the retreat. She is now leading it. “It really impacted my life,” she reflected, “and when I came into the department, I knew I wanted to continue that ministry.” She saw the retreat as a valuable opportunity to reach out to young women facing the unique struggles of today—challenges that, in many ways, have been amplified by the lasting effects of covid.
The retreat took place at Camp Wawona Sept. 27-29 and resulted in over 160 girls attending, with about 30 recommitting their lives to God and 68 expressing interest in baptism. Much of the retreat focused on rebuilding relationships and restoring a stable environment after the many struggles over the last few years. The pandemic left a significant impact on youth ministry, and teen girls have experienced increases in mental health issues such as depression and anxiety.
This year’s retreat provided a safe space to address many of these struggles and find ways to provide young women with a platform to discuss the questions closest to their hearts. Much of this involved question-and-answer sessions in which the girls were allowed to ask any question they wanted and leadership tried their best to answer the difficult questions brought forward. Many questions related to identity and self-worth, and the questions educated the leaders as much as the teens.
Miranda explained, “During the pandemic, we saw a whole generation that was lost in a kind of time warp. It's kind of like we're starting everything afresh and we're learning as we're going. We’re seeing how that impacted the way they receive ministry and how they receive the gospel.” As teens have adapted to the world after the pandemic, they have found new ways to build support systems.
The retreat included a series of presentations by Lisa Topete from the Southern California Conference addressing some of these ongoing struggles in the current generation. Her talks led to discussions and spiritual reflection by the teens. “She was dynamic, really speaking to the heart of what these young women are going through,” said Miranda. Topete’s talks addressed difficult questions like finding value in oneself, overcoming feelings of inadequacy, and seeking identity in a fast-paced world.
The Sabbath program was especially memorable. The girls formed small groups to dive deeper into the topics being addressed. This also included a time for prayer in which the girls had the opportunity to pray over each other. “Seeing them come together like that was amazing,” said Miranda. “They were sharing their hearts, their struggles, and their dreams with each other and lifting one another up.”
In addition to these discussions, the retreat included various workshops tailored to help girls explore new interests and skills. Some chose to participate in a wilderness survival class, learning the basics of navigating nature and building confidence in their relationship with the outdoors. Others expressed themselves creatively in a songwriting workshop or honed their skills in photography. For those looking to connect through art, there were craft sessions where they painted tote bags—a simple, relaxing activity that allowed them to unwind and enjoy each other's company.
On Saturday evening, the girls conducted a talent show in which they shared their unique gifts and testimonies. Each performance was an expression of personal faith and growth. “It was all about testifying to God’s goodness in a way that felt meaningful to each girl,” Miranda shared. This included songs, poems, skits, and more.
There were also sessions specifically designed for the mothers and chaperones attending. In addition to helping run the event, these women gathered to share resources on supporting teenage girls through some of life’s toughest moments. The conversations touched on everything from handling mental health struggles to guiding young women in a culture that often runs counter to their values.
The positive results of this event show the value of bringing young people together and addressing topics that are often difficult to handle in a church setting. This can lead to a powerful impact on the young women in the church. “We’re committed to building up the young women of today, to equip them with strength, faith, and resilience. And it’s an honor to be a part of their journey,” added Miranda.
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By Brennan Hallock
Retiro de adolescentes prepara a una generación para navegar nuevos desafíos
La Conferencia del Retiro de Adolescentes para Niñas en Central California comenzó hace más de 20 años y ha tenido un poderoso impacto en las señoritas de la conferencia. Cuando era adolescente, Kendra Miranda, directora del Departamento de Jóvenes, asistió a uno de esos retiros. Ahora lo dirige. «Realmente impactó mi vida», reflexionó, «y cuando llegué al departamento, supe que quería continuar con ese ministerio». Vio el retiro como una valiosa oportunidad para acercarse a las jovencitas que enfrentan las luchas únicas de hoy, desafíos que, en muchos sentidos, se han visto amplificados por los efectos duraderos del covid.
El retiro se llevó a cabo en Camp Wawona del 27 al 29 de septiembre y resultó en la asistencia de más de 160 chicas, de las cuales unas 30 volvieron a comprometer sus vidas con Dios y 68 expresaron interés en el bautismo. Gran parte del retiro se centró en reconstruir las relaciones y restaurar un entorno estable después de las muchas luchas de los últimos años. La pandemia dejó un impacto significativo en el ministerio juvenil, y las adolescentes han experimentado aumentos en problemas de salud mental como depresión y ansiedad.
El retiro de este año proporcionó un espacio seguro para abordar muchas de esas luchas y encontrar formas de proporcionar a las señoritas una plataforma para discutir las preguntas más cercanas a sus corazones. Gran parte de eso implicó sesiones de preguntas y respuestas en las que se les permitió a las chicas hacer cualquier pregunta que quisieran y el liderazgo hizo todo lo posible para responder a las preguntas difíciles que se les presentaron. Muchas preguntas se relacionaban con la identidad y la autoestima, y las preguntas educaron a los líderes tanto como a las adolescentes.
Miranda explicó: «Durante la pandemia, vimos a toda una generación que se perdió en una especie de túnel del tiempo. Es como si estuviéramos empezando todo de nuevo y aprendiéramos sobre la marcha. Estamos viendo cómo eso impactó la forma en que reciben el ministerio y cómo reciben el evangelio». A medida que las adolescentes se han adaptado al mundo después de la pandemia, han encontrado nuevas formas de establecer sistemas de apoyo.
El retiro incluyó una serie de presentaciones de Lisa Topete, de la Southern California Conference, que abordó algunas de esas luchas en curso en la generación actual. Sus charlas dieron lugar a intercambios y reflexiones espirituales por parte de las adolescentes. «Fue dinámica, realmente le hablaba al corazón de lo que esas jóvenes están pasando», dijo Miranda. Las charlas de Topete abordaron cuestiones difíciles como encontrar valor en una misma, superar los sentimientos de inadecuación y buscar la identidad en un mundo acelerado.
El programa del sábado fue especialmente memorable. Las chicas formaron pequeños grupos para profundizar en los temas que se abordaban. Eso también incluyó un tiempo de oración en el que las chicas tuvieron la oportunidad de orar unas por otras. «Verlas unirse de esa manera fue increíble», dijo Miranda. «Compartían sus corazones, sus luchas y sus sueños y se animaban unas a otras».
Además el retiro incluyó varios talleres diseñados para ayudar a las chicas a explorar nuevos intereses y habilidades. Algunas eligieron participar en una clase de supervivencia en la naturaleza, aprendiendo los conceptos básicos de la navegación por la naturaleza y generando confianza en su relación con el aire libre. Otras se expresaron creativamente en un taller de composición de cantos o perfeccionaron sus habilidades en fotografía. Para aquellas que buscaban conectarse a través del arte, hubo sesiones de manualidades en las que pintaron bolsos de mano, una actividad simple y relajante que les permitió relajarse y disfrutar de la compañía de las demás.
El sábado por la noche, las chicas llevaron a cabo un concurso de talentos en el que compartieron sus dones y testimonios. Cada actuación era una expresión de fe y crecimiento personal. «Se trataba de dar testimonio de la bondad de Dios de una manera que se sintiera significativa para cada jovencita», compartió Miranda. Eso incluyó canciones, poemas, parodias y más.
También hubo sesiones diseñadas específicamente para las madres y acompañantes asistentes. Además de ayudar a llevar a cabo el evento, esas mujeres se unieron para compartir recursos sobre cómo apoyar a las adolescentes en algunos de los momentos más difíciles de la vida. Las conversaciones tocaron todo, desde lidiar con los problemas de salud mental hasta la orientación de las mujeres jóvenes en una cultura que a menudo va en contra de sus valores.
Los resultados positivos de ese evento muestran el valor de reunir a las jóvenes y abordar temas que a menudo son difíciles de tratar en un entorno eclesial. Eso puede tener un impacto poderoso en las señoritas de la Iglesia. «Estamos comprometidas a edificar a las jovencitas de hoy, para dotarlas de fuerza, fe y resiliencia. Y es un honor ser parte de su viaje», agregó Miranda.
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Por Brennan Hallock